miércoles, 9 de enero de 2008

El nombre de Santo Tomé

Este artículo fue escrito por Girala Yampey especialmente para la revista Chamigo el 16 de julio de 2005. Consideramos que es una buena ocasión para publicarlo en nuestro medio.



Reducir a una breve relación histórica los sucesos y circunstancias vividas por la población de Santo Tomé, al festejar un nuevo aniversario de su Fundación, no es tarea fácil. Largas escrituras necesitan sus avatares, llenos de infortunadas desventuras, de traumáticos traslados, de esfuerzos y sacrificios. Se precisa una extensa saga para incluir todos los aconteceres, sin olvidar la generosa pasión religiosa de los Padres Jesuitas que, heroicamente, con abnegación y llenos de Fe, sobrellevaron la pesada carga de acompañar y sostener espiritualmente a los aborígenes en el destino incierto del traslado de la población, debido a los tremendos y desbastadores ataques de paulistas y portugueses que asolaban sus tierras arrebatando bienes y esclavizando a los aborígenes.


La Reducción original de Santo Tomé, fue fundada por los Padres Luis Ernotte y Manuel Berthold, sacerdotes jesuitas, el 13 de Junio de 1632, en las Misiones del Tapé, sobre la margen derecha del río Yaguary, casi en su desembocadura al Ybycuí, en las nacientes del Uruguay, actual territorio de Río Grande del Sur, Brasil. Ante los continuos ataques y saqueos de los bandeirantes, no tuvieron otra alternativa que abandonar aquellas tierras. Los pobladores se vieron obligados a abandonar sus hogares y emprender interminables jornadas de navegación, río abajo, por el Uruguay, cargando sus cosas en primitivas balsas y canoas. Fue una penosa y agotadora marcha hasta Yapeyú, donde descansaron para reiniciar el éxodo y llegar al lugar de su actual emplazamiento. Los padres Luis Renotte y Manuel Berthold, fundaron por segunda vez la Reducción, el 9 de Julio de 1638. Más adelante, en 1817, Santo Tomé es destruido nuevamente por los portugueses cuyas ambiciones nunca tuvieron límites. Después, recién el 27 de Agosto de 1863, se produjo la llamada “Refundación” del pueblo que, arracimado en el Paraje llamado El Hormiguero, volvió a su lugar de origen, donde creció vigorosamente con la belleza y el progreso con que la conocemos hoy a la Ciudad.

Lo que antecede, es una breve reseña de los sufrimientos soportados por los primeros habitantes hasta llegar a la esplendorosa estampa actual. Es oportuno hacer una somera descripción del porqué la población lleva le nombre de Santo Tomé.


Es conocida la leyenda guarani de la Yerba mate. Según la misma, un Paje (léase payé), denominación del Sacerdote o Jefe espiritual del pueblo guaraní, de nombre Sumé (mejor: Chumé), había enseñado a los aborígenes el uso de la yerba mate.


Las Leyendas, con títulos de “Yerba Mate”, “Pa’i Sume”, “Santo Tomé”, Ka’a-jarýi” o “Ka’a-póra”, tienen el mismo contenido. Deberían ser puestas en una sola relación Todas se corresponden. Generalmente, es relatada con la supuesta aparición de Santo Tomé entre los guaraníes, mucho antes de la llegada de los españoles. Según la misma, éste Santo habría predicado entre los aborígenes y, como recuerdo, les había enseñado el uso de la Yerba, ya que en su estado natural es venenosa. Sólo puede consumirse en infusión, después de maceradas, tostadas y molidas. Para confirmar su presencia, Santo Tomás, que de él se trata, habría dejado estampada sus pisadas, sobre algunas piedras. Una de éstas huellas, según dicen, se encuentra en el cerro de Paraguari, en Paraguay.


El hecho real es que los guaraníes conocían desde antaño el uso de la hierba Ka’a. Allá por 1550, el cronista religioso, André Thevet, había recogido, entre los guaraníes tupinamba (en Brasil), los relatos de la Creación, escuchando el nombre del Paje Sumé o Sumai, un héroe mítico cultural, de gran prestigio ancestral. La similitud entre Sumé y Tomé, dio lugar a los sacerdotes jesuitas para tomar el uno por el otro y hacer más creíble la visita del Santo Apóstol. Según los relatos guaraníes, recogidos por el mencionado Thevet, Pa’i o Paje Sumé, les había enseñado, cómo producir el fuego, cómo despedazar la mandioca y hacerla comestible, cuáles eran los vegetales venenosos y cuáles los alimenticios, así como las prácticas agrícolas y los usos mágicos de la flora. En una de las versiones, se indica que se llamaba Avaré Sumé marangatú (Sumé, el verdadero hombre habilidoso), quién descubrió el uso de la Yerba. Son variadas las leyendas, pero siempre son contadas como de neto origen guaraní. Los religiosos católicos, para facilitar la catequesis, aprovecharon la semejanza fónica entre Tomé y Sumé, haciendo un pequeño cambio en el nombre del personaje guaraní. Entre los antiguos guaraníes, la Yerba Mate, al igual que el Pety (Tabaco), era más usado como medicina y en las ceremonias religiosas, que como infusión o el vicio de fumar.


Así se extendió la tradición de que había llegado un hombre blanco para predicar la palabra de Dios entre los guaraníes Lo llamaron Pa’i Tomé, que sería Santo Tomé, el Apóstol.


Por otra parte, el nombre de Santo Tomé, ya era usado en muchos lugares del mundo, antes del descubrimiento de América. Entre ellos, allá por 1231, nace el Municipio de Santo Tomé, en Jaén, Andalucía, en pleno dominio musulmán. También, los navegantes portugueses descubrieron en 1472, en el Golfo de Guinea, África, una Isla que llamaron de Santo Tomé, dándole el mismo nombre a su capital. El Santo Tomé de Guayana, es del año 1723.


Por último, podríamos citar los nombres de muchos hijos de Santo Tomé que se hicieron famosos, como el artista Gabriel Quirirî y el Jefe guerrero Cristóbal Capi’y, entre otros pero, no podemos dejar de mencionar, aunque fuere de paso, para que no quede marginado en el olvido, al más destacado hijo aborigen, al genuino héroe de la estirpe guarani: Andrés Guasurari. Este brillante caudillo nativo ofrendó su valor e intrepidez, a la causa de la libertad de sus hermanos y la defensa de las tierras misioneras y correntinas de las apetencias portuguesas.

Girala Yampey

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