miércoles, 16 de abril de 2008

Un cuarto de siglo para preservar los esteros






(Fotógrafo: Aníbal Parera)


La Reserva Iberá cumple 25 años

El 15 de abril de 1983, hace exactamente un cuarto de siglo y a pocos meses de reinstaurada la democracia en la Argentina, la Legislatura de Corrientes daba sanción a la Ley Provincial Nro. 3.771 que creaba la Reserva Natural más grande del país. Sin embargo, para el Presidente de la Fundación Reserva del Iberá, Enrique Lacour: “Sucesivos gobiernos provinciales vienen arrastrando una larga deuda con la implementación efectiva de esta reserva”.

A 25 años de creada la Reserva Natural del Iberá, la Fundación Reserva del Iberá declaró que “La creación de esta reserva provincial en Corrientes, fue un hecho histórico y sin precedentes para el país entero. En tiempos en que muy pocas provincias de la Argentina creaban sus propias reservas naturales, Corrientes sorprendió al país con una cuyo tamaño 1,3 millones de hectáreas, según indicaba el texto de la Ley, superaba incluso a los más grandes Parques Nacionales de la Argentina”.



El objeto de la creación de esta enorme área natural protegida son los esteros y lagunas del Iberá, un verdadero mosaico de ambientes acuáticos anegados en forma permanente, salpicados aquí y allá con isletas de bosque paranaense y parches de pastizales de loma. “No faltan palmares de yatay, incluso de la extraña y amenazada yatay poñí [una palmera enana que apenas despega del suelo], bosques inundables de palma blanca o caranday y sabanas de ñandubay, lo que convierte al Iberá en un verdadero cóctel botánico con expresiones chaqueñas, pampeanas y paranaenses”, explica el Ingeniero Agrónomo Pablo Preliasco, Director Ejecutivo de la Fundación Iberá.



Para Preliasco una de las claves del Iberá es su “diversidad”, en particular la diversidad de distintos paisajes, lo que sumado a su dificultoso acceso para el hombre, ha permitido que este rincón de la geografía correntina se convierta en un sitio mundialmente famoso. “Hoy encontrás al Iberá en las más encumbradas guías de viajeros en el mundo: es uno de esos sitios donde la naturaleza explota delante de la vista de los turistas como Península Valdés, el Serengueti o las Selvas de Borneo”, comenta Pablo Preliasco.
Este es el ambiente natural del extravagante aguará guazú, el acuático ciervo de los pantanos, el casi extinto venado de las pampas y la enorme boa curiyú, capaz de superar los cuatro metros de largo. Pero además de unas 340 especies de aves silvestres, algunas de las cuales sólo se ven en este sitio, o en muy pocos otros.


¿Iberá distraído?


“Festejar veinticinco años de la creación de la reserva no es festejar 25 años de su adecuada instrumentación”, asesta el Presidente de la Fundación Iberá Enrique Lacour: “Son también 25 años de ausencia de un Decreto reglamentario de la Ley de Creación”. Aunque parezca increíble la Ley de Creación de la reserva estipulaba el término de un año para que el Poder Ejecutivo emitiera el correspondiente Decreto Reglamentario. Este último instrumento es fundamental, pues es el que debe señalar todo tipo de precisiones sobre los límites de la reserva. “Tanto los límites físicos de la reserva (dónde empieza y dónde termina), como los límites de qué se puede y qué no se puede hacer dentro de la misma”, amplía Lacour.



No nos olvidemos que casi un 60% de la superficie declarada como reserva natural es propiedad privada, mayormente destinada a la producción agropecuaria. ¿Se pueden cortar árboles? ¿Se puede tomar agua de lagunas para emplear en cultivos? ¿Se pueden utilizar pesticidas? ¿Se pueden reemplazar pastizales naturales por cultivos de pinos procedentes de Europa y los Estados Unidos, o eucaliptos australianos? Y si se puede, cuánto, cómo, en qué época del año…



“Estas son las cuestiones que una adecuada reglamentación debe proveer y que están ausentes” –señala Lacour–: ”Nadie se sentó a explicarles a las personas que viven o tienen sus propiedades en la reserva cuáles serían las reglas de la misma”.



En estas circunstancias los problemas no se hacen esperar: “Un terraplén ilegal en Yahaveré, un conflicto por el uso de agroquímicos aplicados con aviones cerca de la turística Colonia Pellegrini, y hasta el debate acerca de la supuesta ‘extranjerización’ de tierras en el Iberá, son algunos de los efectos colaterales secundarios que trae la ausencia del Estado”, concluye el Presidente de la Fundación.


Una organización civil al servicio del Iberá


La “Fundación Reserva del Iberá” es una organización no gubernamental (ONG), sin fines de lucro creada hace 15 años por un grupo de ciudadanos correntinos ansiosos por contribuir a la preservación de este magnífico ecosistema correntino. La fundación tiene base en la ciudad de Mercedes, localidad que se encuentra pocos kilómetros al sur de los esteros y constituye una de sus principales puertas de acceso. Algunos de los iniciadores de esta organización tuvieron un papel relevante en las primeras etapas de la creación de la reserva.



En la actualidad, la Fundación Iberá contribuye activamente con el desempeño de la Subdirección de Parques y Reservas de la provincia, dependencia que tiene a su cargo la custodia del Iberá y otras áreas naturales protegidas de Corrientes. “Nuestra fundación administra fondos que permiten la adquisición de equipos y vestimenta para los guardaparques, los capacita, desarrolla nuevos materiales de difusión y contribuye logísticamente al desempeño del personal de la reserva”, explica Pablo Preliasco.



En una carta dirigida al Sr. Gobernador de la Provincia de Corrientes Arturo Colombi, la Fundación Reserva del Iberá solicitó la urgente reglamentación de la reserva, ya que las amenazas que el ecosistema sufre ya no son las mismas que hace 25 años, sino mucho más fuertes e inmediatas, y la ausencia de Estado ya no es sólo advertida por un grupo de vecinos de Corrientes, como aquellos que en su momento crearon una fundación local para ayudarlo, ahora todos están pendientes del Iberá, mucha más gente lo conoce y los disfruta. Y este sitio ha demostrado ser fuente de una verdadera industria: la del turismo.



Una que depende de la conservación de la naturaleza. Y de la presencia del Estado.

(Prensa Fundación Reserva del Iberá)

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